Lanteira, escondido en las montañas

Hoy quiero hablaros de Lanteira, un pueblecito de Granada, en la falda de Sierra Nevada. En él nació mi suegro, y aunque solo vivió allí 3 años es el pueblo de sus orígenes, de sus ancestros y por tanto de los de mi marido. Ibamos de  viaje camino a Granada y era parada obligada, y por supuesto esta entrada también, es un homenaje a su memoria ya que nos dejó hace un año, pero allá donde esté seguro que le encantará ver estos parajes, y también a mi suegra que lo verá en su tablet nueva y desde aquí le mando un beso muy fuerte porque es la mejor suegra del mundo.
Muy cerca de Guadix dejando la autovía nos adentramos en La Calahorra, pueblo que no debemos confundir con Calahorra de  la Rioja, nos recibió un precioso castillo que no pudimos visitar por falta de tiempo y que aunque a primera vista mucha gente piensa que es de origen árabe quizás por las cúpulas redondas de sus torres o porque anteriormente hubo una fortaleza mora, no es así,  es de inspiración renacentista ya que en los palacios renacentistas italianos se inspiró el marqués de Zenete cuando lo mandó construir.
El cielo encapotado le confería un aspecto casi mágico que nos encantó

Continuamos por una carretera que sube levemente por la montaña, hasta que entramos en Lanteira, es curioso porque el nombre me suena más  a Galicia o incluso Asturias ,que a Andalucia, de hecho en Asturias exíste un Lanteiro, tal vez puede ser debido a la historia de sus gentes, que al parecer cuando los moriscos fueron expulsados de España el pueblo quedó casi desierto y se repobló con gentes del norte de la península...vaya usted a saber.

Lo que sí sabemos es que se le conoce como ciudad de la plata debido a la cantidad de ese mineral que hubo en la zona y que el primer nombre fue Argentaria en la cultura ibero-romana, luego por la pronunciación nativa del bajo imperio romano  pasó a llamarse Argenteira, y durante la Edad media se conoció como Ayanteira y finalmente ha ido evolucionando hasta el nombre actual, Lanteira.

Casi nada más llegar nos encontramos una ermita dedicada al Santo Cristo de las Penas

Nos encontramos el pueblo en fiestas, lleno de gente y con muy buen ambiente, se notaba que la juventud participa activamente en la organización de los festejos y eso aporta una frescura increíble.

Las calles son estrechas, llenas de balcones y rejas preciosas y no faltan las flores en casi ningún rincón, banderolas y banderas engalanaban las calles.

Han cuidado hasta el último detalle, el contenedor escondido y bien disimulado para que no estropee el entorno

Y seguimos maravillándonos viendo flores y rejas preciosas, imaginando tiempos pasados en los que los enamorados se embelesaban pelando la pava a través de ellas.

Casas blancas "enjoyadas" con molduras en albero que también nos enamoraron

Mi look no tiene nada reseñable, como he comentado ibamos de viaje, así que muy cómoda, unos tejanos de Mango de cintura alta supercómodos para ir sentada en el coche, y un polo blanco de H&M  con sandalias planas en beige.

Lanteira nos enamoró, nos habríamos quedado pero teníamos que seguir viaje, así que emprendimos el camino de regreso a la autovía, no sin antes parar a tomar un café en La Calahorra, en la Hospedería del Zenete que habíamos visto al pasar

Dentro de ese torreón nos tomamos un café que nos vino como anillo al dedo

Y ya por fin nos despedimos de Lanteira y La Calahorra

El majestuoso castillo nos despedía entre nubes, altivo desde su altozano protegido por las montañas de Sierra Nevada al fondo, sabedor quizás de que regresaremos para pasearnos por sus salones